El domingo, me invitaron a visitar uno de los hospitales de niños mas grandes de Buenos Aires, llevando algunos juguetes para repartir entre los chicos que se encuentran allí internados.
Crucé la puerta de entrada cargada de regalos, y al salir, volví a atravesarla, pero esta vez, llevando una montaña de imágenes y sensaciones que quisiera poder compartir, aunque estimo será imposible, porque aún cuando éste sea el más gráfico de todos mis relatos, no podré transportarlos hasta ese lugar, donde grave algunas de estas imágenes que no olvidaré jamás:
Muy pocas palabras, caminábamos por un patio interno, tímidamente, dando pasos largos, pero sin hacer ruidos, en un ambiente que, a pesar de estar repleto de niños, estaba inundado de silencio.
Llegamos sin una mirada hasta una "sala de padres", donde encontramos una mamá que, amablemente, nos guió al lugar donde entregamos los primeros cuatro regalos, y ellos nos dieron, las primeras cuatro sonrisas para archivar en la memoria.
Seguimos hacia el sector de "Neurocirugía", un pasillo compuesto de varias habitaciones, camas pequeñas, nenes acostados, con sueros, vendas, luces bajas, mamás que esperan sentadas inmóviles al lado de las camas y hablan bajito, pero sonríen y festejan nuestra visita, como algo inesperado. -Me pregunto cuanto dolor siente una mujer que ve a su cachorro tendido en la cama, cuando debería estar corriendo por el parque.-
En medio de tanta oscuridad, una sonrisa radiante como el sol del mediodía nos ilumina, un nene de unos cinco años, se incorpora en la cama para recibirnos y una voz de mujer que dice feliz "lo hicieron sentar!!!" -esas tres palabras estallaron mi emoción, dejándome una alegría que no entraba en mi, que rebalsaba mi cuerpo y se expandía a toda la habitación, llenando el lugar, ocupando todos los rincones.
Al salir de ahí, encontramos una nena en silla de ruedas que recibió educadamente su nuevo oso de peluche, y fue entonces, cuando vi acercarse a nosotros, como una flecha, una hermosa gorra de lentejuelas que encandilaba de brillos y escondía una cabecita calva, mas abajo, una minifalda rosa dejaba ver toda su coquetería... busque en la bolsa el paquete que contenía unos zapatos de juguete, tacos altos, con plumas de colores y se los di en la mano. Un minuto después la vi feliz, con los tacos puestos, cómicamente caminando hacia adelante, pero sin dejar de mirarse los pies...
Algo de lo que más nos llamó la atención, fue que los chicos recibían los regalos con inmensa alegría, pero debíamos insistirles para que los abrieran, eso nos hizo pensar en su inocencia; lo realmente importante, lo que los hacía felices era "el regalo" en sí mismo, simplemente la sorpresa de recibir algo que no esperaban, independientemente del contenido del paquete.
Cuando salimos, miles de preguntas llenaban mi mente, y tantos sentimientos encontrados... la mayoría tienen que ver con la vida que vivimos a diario... como estamos eligiendo vivir?, somos felices?, somos conscientes de la suerte que tenemos?; y algunos otros ,con como somos con los demás?, con los de al lado, con los que nos necesitan o no nos necesitan pero están ahí... y nosotros aquí como adormecidos, pudiendo hacer un mínimo movimiento para cambiar sus días, quizá sus semanas, y la mayoría de las veces decidimos no hacer.
Deseo que alguien, lea con el alma abierta estas palabras, aunque sea uno de ustedes, que hoy pueda sentir lo que yo sentí cuando vi esos ojos brillar, esas sonrisas florecer, y ojalá esto, humildemente sirva, para hacerlos articular ese movimiento postergado, para que puedan vivir por si mismos, cuanto mas grande es la felicidad que se siente, cuando se hace feliz a otro sin esperar nada a cambio.-
Crucé la puerta de entrada cargada de regalos, y al salir, volví a atravesarla, pero esta vez, llevando una montaña de imágenes y sensaciones que quisiera poder compartir, aunque estimo será imposible, porque aún cuando éste sea el más gráfico de todos mis relatos, no podré transportarlos hasta ese lugar, donde grave algunas de estas imágenes que no olvidaré jamás:
Muy pocas palabras, caminábamos por un patio interno, tímidamente, dando pasos largos, pero sin hacer ruidos, en un ambiente que, a pesar de estar repleto de niños, estaba inundado de silencio.
Llegamos sin una mirada hasta una "sala de padres", donde encontramos una mamá que, amablemente, nos guió al lugar donde entregamos los primeros cuatro regalos, y ellos nos dieron, las primeras cuatro sonrisas para archivar en la memoria.
Seguimos hacia el sector de "Neurocirugía", un pasillo compuesto de varias habitaciones, camas pequeñas, nenes acostados, con sueros, vendas, luces bajas, mamás que esperan sentadas inmóviles al lado de las camas y hablan bajito, pero sonríen y festejan nuestra visita, como algo inesperado. -Me pregunto cuanto dolor siente una mujer que ve a su cachorro tendido en la cama, cuando debería estar corriendo por el parque.-
En medio de tanta oscuridad, una sonrisa radiante como el sol del mediodía nos ilumina, un nene de unos cinco años, se incorpora en la cama para recibirnos y una voz de mujer que dice feliz "lo hicieron sentar!!!" -esas tres palabras estallaron mi emoción, dejándome una alegría que no entraba en mi, que rebalsaba mi cuerpo y se expandía a toda la habitación, llenando el lugar, ocupando todos los rincones.
Al salir de ahí, encontramos una nena en silla de ruedas que recibió educadamente su nuevo oso de peluche, y fue entonces, cuando vi acercarse a nosotros, como una flecha, una hermosa gorra de lentejuelas que encandilaba de brillos y escondía una cabecita calva, mas abajo, una minifalda rosa dejaba ver toda su coquetería... busque en la bolsa el paquete que contenía unos zapatos de juguete, tacos altos, con plumas de colores y se los di en la mano. Un minuto después la vi feliz, con los tacos puestos, cómicamente caminando hacia adelante, pero sin dejar de mirarse los pies...
Algo de lo que más nos llamó la atención, fue que los chicos recibían los regalos con inmensa alegría, pero debíamos insistirles para que los abrieran, eso nos hizo pensar en su inocencia; lo realmente importante, lo que los hacía felices era "el regalo" en sí mismo, simplemente la sorpresa de recibir algo que no esperaban, independientemente del contenido del paquete.
Cuando salimos, miles de preguntas llenaban mi mente, y tantos sentimientos encontrados... la mayoría tienen que ver con la vida que vivimos a diario... como estamos eligiendo vivir?, somos felices?, somos conscientes de la suerte que tenemos?; y algunos otros ,con como somos con los demás?, con los de al lado, con los que nos necesitan o no nos necesitan pero están ahí... y nosotros aquí como adormecidos, pudiendo hacer un mínimo movimiento para cambiar sus días, quizá sus semanas, y la mayoría de las veces decidimos no hacer.
Deseo que alguien, lea con el alma abierta estas palabras, aunque sea uno de ustedes, que hoy pueda sentir lo que yo sentí cuando vi esos ojos brillar, esas sonrisas florecer, y ojalá esto, humildemente sirva, para hacerlos articular ese movimiento postergado, para que puedan vivir por si mismos, cuanto mas grande es la felicidad que se siente, cuando se hace feliz a otro sin esperar nada a cambio.-